miércoles, 21 de junio de 2017

Mis personajes inolvidables



Mis personajes inolvidables

A traves de toda nuestra vida, desde la niñez hasta la ancianidad, hay personajes que nos impactan y hacen que no los olvidemos.  Muchos de ellos van desde nuestros primeros encuentros con la literatura, la música o el cine y siguen haciendo mella en nosotros a partir de sentimientos de afinidad, odio, repulsión o simplemente deseos de ser iguales a ellos. Ahi pueden estar presentes los de Julio Verne, Sandokan, Sherlock Holmes, Robin Hood, Dick Tracy, Superman, Batman, grandes estrellas del deporte o la música y muchos otros.

Pero los verdaderamente importantes son los que pasaron por nosotros y nos dejaron una guía de acción para la vida y nos enseñaron cual es el camino del éxito. Esos son los imprescindibles que trataré de reflejar en este artículo.


En la revista Selecciones del Reader`s Digest, que no cumplían una función cultural completa pero al menos inducía el hábito de la lectura y constituía un entretenimiento de primer orden en la Cuba antes de la revolución, y la cual difícilmente faltaba en alguna casa. Otro tanto ocurría con las revistas nacionales Bohemia o Carteles, de amplia difusión, y entre ellas también estaban las populares Life en Español y  Mecánica Popular.

El primer número de Selecciones en idioma inglés se publicó en 1922. La edición en español apareció en diciembre de 1940, siendo editada por la empresa Selecciones del Reader's Digest, S.A., en La Habana, Cuba. La edición cubana se distribuía en Latinoamérica y cesó sus operaciones tras el triunfo de la revolución castrista en 1959.


Por supuesto que estaban los utilísimos Almanaques Mundiales en el que podíamos encontrar todos los datos de la actualidad cultural y mundial. En esa época no teníamos Internet y este “Almanaque Mundial” era, de alguna forma, el medio de encontrar el dato que necesitábamos y no tener que ir a la biblioteca si no disponíamos de una costosa enciclopedia.  Y quién no disfrutó de la Biblioteca de Selecciones, yo personalmente estaba suscrito y recibía todos los volúmenes, normalmente de 3 a 5 obras condensadas que además venían con un atractivo "ex libris" que no era más que el nombre del suscriptor en letra dorada en la portada, algo sencillo pero que en aquel momento nos parecía una deferencia y casi nos obligaba a conservar esos libros y obtener otros de la misma colección.

De ahí recuerdo algunos libros que me marcaron y cuya condensación estaba tan bien hecha que cuando leí los que estaban "completos" no pude obtener nada sustancioso que no hubiera leído anteriormente en el libro condensado en la Biblioteca de Selecciones.

Recuerdo "Nuestra Isla virgen" de Robb White, tan atractivo que después serviría de guión de una película protagonizada por Sidney Poitier. De ese autor disfrutaría también la recordada "Las patas del león", de tema parecido; Al oriente del Edén por John Steinbeck; El mundo del silencio por Jacques Yves Cousteau; Los puentes de Toko.Ri de James Michener(de quien después disfrutaría antas obras, en particular Centennia y Caribel; Amor eterno, por Irving Stone, una maravillosa novela sobre Lincoln; Va hondo y sigiloso por Edward L. Beach; la espeluznante narración, después llevada al cine, Las tres caras de Eva,  un libro de los psiquiatras Corbett H. Thigpen y Hervey M. Cleckley y muchos otros que no recuerdo ahora.
                                    Cayo Marina, el lugar real de Nuestra Isla Virgen.
Edición en inglés de Nuestra Isla Virgen de Robb White.

Como las ediciones actuales no son parecidas, salvo en formato, a aquellas ediciones, recuerdo algunas secciones que se repetían en todos los números y que eran mis preferidas, como: Citas Citables; Enriquezca su vocabulario, que era fantástica; la Risa; Remedio infalible, y Sección de libros, entre otras, y a sección a la que me quiero referir:  Mi personaje inolvidable.

Al leer la revista Selecciones se puede encontrar en casi todas sus ediciones un artículo que se titula Mi personaje inolvidable . Se trata de la referencia que alguien hace por una u otra situación de un personaje que le haya impresionado en el curso de su vida. Puede ser por un consejo oportuno, por su vida ejemplar, por su manera de ser, vivir o ver las cosas, o porque en un momento de su vida hizo algo que le quedó grabado en su alma para llevarlo como un recuerdo grato. Así he podido leer cosas muy hermosas y ver la gran variedad de personalidades y situaciones como para que impresione a otro.

Y ya que estoy hablando de Selecciones, las cuales eran también objeto de un gigantesco mercado de libros y revistas de uso, pude hacerme de algo realmente inigualable, salvo la que después conocería y catalogaría como la mejor revista del mundo, la National Geographic Magazine, y me refiero a los números de Selecciones de los años previos, durante y posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Los artículos y su selección eran tan valiosos que hasta empleé mis dotes de encuadernador y las compilé en varios tomos de seis números cada uno.  Y hasta mi ida de Cuba en 2013, les echaba el guante a cada rato, porque siempre había algo interesante que releer.


Mis Personajes inolvidables

En esta ocasión voy a abordar a algunos de los que han dejado en mí su huella, que son Adolfo Cacheiro,  Eddie Bernat, Antonio Gil, José Manuel Capote y Josefa Bracero.

Las personas inteligentes saben que lo son, porque existen y valoran a la gente bruta, a las que el conocimiento y el raciocinio no les entra de ninguna forma, estos son aquellos a los que en Cuba se les denomina como ñames, burros, analfaburros, anormal o anormalón, animal, seboruco, cafre, analfacebollón ,burrolote, boniato y no se cuantas cosas más.

Ahora recuerdo el cuento de cuando a Lussón, de la banda de cuatreros de la Sierra Maestra, que llegó a General por obra y gracia del imperio de lo arbitrario, lo destituyeron como Ministro de Transporte, después que destruyó ese sector de la economía.  El cuento dice que hay una convención de cirujanos y estos discuten los logros alcanzados. El ruso dice que un hombre perdió la pierna y se la injertaron y ahora es el mejor futbolista del país.  Los americanos cuentan que un hombre perdió la mano, se la injertaron y ahora es el mejor pitcher de Grandes Ligas.  Y los cubanos, que siempre le ganamos a todo el mundo, aunque sea a las escupidas, dicen que un hombre perdió la cabeza, le injertaron un boniato y ahora es el Ministro de Transporte (refiriéndose por supuesto al general-cuatrero Antonio Enrique Lussón).

Y el cuento es una absoluta verdad pues trabajé directamente con él y gozaba de las virtudes que tenía el Comandante en Jefe, y que tiene ahora el matón presidente de los Estados Unidos, Trump: arrogancia, ignorancia, prepotencia e incapacidad total para comprender nada., salvo lo que coincida con lo que él piensa.

Pero hice esta introducción para explicar que existe esta fauna desechable para la humanidad, desgraciadamente en grandes cantidades, ,pero por suerte, existen los personajes de los que voy a hablar a continuación, que llevan en sí, la inteligencia de muchísimos seres humanos y por eso se han vuelto para mí Inolvidables.
                 Populosa esquina de Obispo y Habana, a media cuadra de El Gato de Papel.

Adolfo Cacheiro

Ya he dedicado a este personaje dos de mis posts, pero no puedo dejar de nombrarlo. De mis primeros pasos laborales fue la persona que más me marcó,  por varias cosas que aprendí de él.
Lo primero que me enseñó es que el éxito es ante todo dedicación y sobre todo perseverancia.
Quizás Cacheiro era más conocido por sus billeterías de lotería en las calles Obispo y Galiano, llamadas El Gato Negro, dos de las arterias más concurridas de La Habana de los años 50, pero eso no lo limitó, sino todo lo contrario, se hizo de un próspero restaurante llamado Café Europa ubicado en Obispo y Aguiar, lugar altamente céntrico, cercano a la Western Union, y a los más fuertes Bancos, Casas Financieras y Agencias de Seguro de la Cuba de entonces, Banco de los Colonos, New York First City Bank, Mendoza.

Se asoció con Juan Luis Gelabert, Abogado y Notario, comprando grandes extensiones de tierra y en particular uno de excepcionales bellezas naturales, las llamadas Escaleras de Jaruco, con un mirador impresionante y unas cuevas de gran valor turístico: Las Cuevas del Cura.

Pero ahí no se detuvo, se asoció con el dueño de donde trabajaba, Juan Cebrián, experto en librerías, importación de libros, editoriales y encuadernación, para fundar, contiguo a El Gato Negro de Obispo, la librería El Gato de Papel, sobre cuyo éxito ya he hablado. Era todo un reto abrir una librería nueva y pequeña en el lugar donde pululaban las librerías en La Habana, pero su visión de los negocios, hizo que triunfara, sobre todo porque satisfacía las necesidades de la inmensa masa de clientes que pasaban obligatoriamente frente a la misma.  Fue una gran enseñanza aprender que el cliente que viene a buscar un libro, había que buscarlo al precio que fuera, aunque no hubiera ganancia, pero era la forma de mantenerlo cautivo como usuario de nuestro servicio.  A lo mejor en aquel momento no entendía que a veces no se ganara o hasta que se perdiera en la transacción, pero sin duda que Cacheiro sabía lo que hacía. No tendría un master en negocios, pero tenía un doctorado en la vida.

Me empleaba algunas tardes como mecanógrafo, sabía que era rápido y me esmeraba, así que me dictaba el contenido de las cartas, las que se hacían como chorizos, un par de veces a la semana o en caso excepcional cuando algo urgente lo requería.  Y además contaba, sin saber de qué se trataba,  por sus conexiones de negocio y amistades se montó un servicio de organización y limpieza de bibliotecas privadas o corporativas, el cual también había desarrollado con el hijo de Juan Cebrián, el cual solamente me dió la instrucción de lo que había que hacer, que no era poco, y se limitaba después a cobrar una comisión más sustanciosa de lo que me correspondía a mí, que tenía el know how pero no los clientes.
El Café Europa en la actualidad. Tristemente no es su sombra de lo que entonces fue.

Al hablar de este tema siempre me recuerdo del hombre al que se la rompe un equipo sofisticado, llama a un ingeniero y toca un botón y le dice: Son mil dólares.  El hombre se queja y le dice que la haga una factura, en la cual el ingeniero pone: Por apretar un botón: 1 dólar, por saber que botón apretar: 999 dólares.

Desgraciadamente los negocios de Cacheiro desaparecieron abruptamente por la revolución socialista y me quedé en pañales en las cosas que pude haber aprendido de él y en el desarrollo que pude haber tenido a su sombra.  Pero ahí me quedaron, y no olvido, hasta hoy, sus enseñanzas.
En mis años en la imprenta.

Eddie Bernat  

A finales de los años 60 trabajaba en una imprenta del periódico Revolución, el que en poco tiempo pasó a llamarse Granma y convertirse en el vocero oficial del Partido Comunista de Cuba. En realidad la imprenta tenía otros objetivos, no la impresión del periódico, y el más importante de todos fue la impresión de libros, sobre todo de la afamada en Cuba, ediciones R, que hizo populares muchas obras universales importantes y dio a conocer a muchos escritores cubanos. Al frente de ella se encontraba otro personaje que me hubiera gustado conocer mejor, pero parece que ya las presiones políticas lo tenían al borde de la eliminación, que era el escritor de ciencia ficción y fanático de estos temas que entre nosotros lo llamábamos “el marciano”, Oscar Hurtado, un hombre culto pero con evidente fatiga  porque no lo dejaban centrarse en su meta editorial, sino que lo llevaban hacia lo que ya era la censura política,, cosa que él no entendía. A Hurtado see le conoce también como el padre de la literatura fantástica, policiaca y de terror en la Isla caribeña. No se destacó como escritor en estos géneros (aunque los cultivó casi todos), sino por su labor difusora.

Oscar Hurtado y uno de sus libros.

Pero un día vemos que crean una nueva edición del periódico Granma, en varios idiomas,  que recuerde ahora eran inglés, francés y árabe. Sus oficinas las ubicaron en el cuarto piso del edificio y había que ir a ellas por una larga y empinada escalera.  

Me llamó la atención un señor delgado, alto y muy ágil, que subía los escalones de dos en dos  mientras los otros traductores, franceses, alemanes y canadienses podían subir a duras penas la gran escalinata. Le calculé unos 60 años por su cabellera escasa y cana, si no hubiera sido por eso le hubiera calculado unos 35 años,  y no sabía que había conocido a uno de los personajes más interesantes de mi vida: Eddie Bernat.

Eddie Bernat tenía más de 70 años y tenía cáncer de piel, debido a la vida que había llevado por 40 años, de mucha natación, playa y piscina, tenis y otros deportes al aire libre. En los años 20 fue a estudiar a Estados Unidos en Chicago y fiel al dicho "le cuesta más que un hijo bobo en el norte", no aplicable a Eddie lo de bobo, dejó los estudios pues era un apasionado, aparte de haberlo estudiado, de la percusión, lo que me demostró. Tocó los drums o batería en las mejores orquestas de Estados Unidos por más de 35 años, incluyendo las famosas de Count Basie, (se vanagloriaba de ser el único blanco que por allí había pasado) con pianistas famosos como Oscar Peterson y Roger Williams y en sus últimos años con la famosísima Orquesta de Ray Conniff, que me contaba, tenía dos bateristas.
Guillermo Barreto, el más famoso drummer cubano.

Llevó una vida que le permitió contar con el físico que tenía a sus 70 años: normalmente terminaba de trabajar bien entrada la noche o casi al amanecer, despertaba al mediodía, comía muchas frutas y carne y pescado, tomaba mucho vino y whisky y fumaba más que Frank Sinatra, pero nadaba diariamente varias horas y practicaba deportes como el golf (ahí me explicó que no es un deporte de flojos, sino que es algo que ejercita mucho el cuerpo y cansa muchísimo) y el tenis o el squash. Un tiempo después me invitaría a una sesión de descarga de Frank Emilio con Cachaito, Federico Britos y su amigo el notable baterista Barreto. Todo el mundo lo conocía y le pedían consejos. La historia a lo mejor no viene al caso, pero es muestra de la transculturación
por partida doble entre la música cubana y la norteamericana.

Eddie Bernat vino a Cuba prácticamente a morir, lo cual me confesaba, le hubiera gustado hacer en la Florida donde vivía hacía muchos años, pero su mujer, intensa admiradora de la revolución y cubana también, lo convenció de regresar a Cuba dentro del grupo de los famosos “repatriados”, la mayoría de los cuales vinieron como él: embarcados.

Antonio Gil

Al terminar mis estudios de técnico en 1976, a los que fui enviado por dos años en comisión laboral, asumí la jefatura del Departamento de Trabajo y Salarios en la Empresa del Vidrio de la Lisa, más conocida como Combinado del Vidrio, un gigantesco complejo donde se producía desde la materia prima para el vidrio, talleres de maquinado para los moldes, talleres de producción de distintos tipos de artículos de vidrio y todo ello en producción continua.  A esto hay que sumarle un sinnúmero de formas y sistemas de pago, casi todos ineficientes y sin estímulo a la productividad, y una muy rudimentaria organización del trabajo y los salarios. por lo que la labor que había por delante era un gran reto.

Ahí me subordinan al que sería, otro de mis Personajes Inolvidables, mi jefe, el Subdirector Económico de la Empresa, Antonio Gil.  Gil era una persona que para definirla con mayor exactitud, lo definiría con un puño de acero envuelto en terciopelo.  Sumamente exigente y persona que reclamaba la mayor profesionalidad en cualquier tarea que se acometiera,  fue el primero que me hizo tomar conciencia de que si uno va  a aceptar un reto, tiene que hacer todo lo posible por lograrlo.  Asimismo me enseñó, que solamente se aprende de los errores, que de los éxitos no aprendemos nada y no es señal de que habiendo hecho algo de forma exitosa, todo va a salir bien. Es necesario equivocarse para tener éxito en todo.
La gigantesca empresa Combinado del Vidrio de La Lisa. Una gran escuela para mí.

Pero lo importante no es lo que me enseñó, sino cómo lo hizo.  Mi primer gran error fue producto de mi inmadurez como persona y mi falta de experiencia profesional y de no avizorar que en cualquier parte, en cualquier momento y circunstancia, siempre hay quien envidia tus éxitos o se vanagloria de haber descubierto una falla o error tuyo.  El primer error no fue muy trascendente, pero me dio una medida de por qué, al margen de lo ya señalado, tengo que ubicarlo bien alto en esta lista: en medio de un consejo de dirección se me cuestionó una medida tomada y Gil asumió la responsabilidad del hecho, atribuyéndola a una decisión suya, cosa que no era real.   Después en privado, cuando me sentó en su oficina y me señaló mis errores, yo me sentía cada vez más pequeño y lo veía a él cada vez más grande.

Hay que tener muchas condiciones humanas de gran valor para actuar de esa forma, por lo que, al menos en relación de confianza con él, no tomé decisiones que no hubiera evaluado suficientemente o discutido con él y ello me sirvió para después de más de 7 años trabajando juntos, al crearse la Unión de Empresas del Vidrio fuera seleccionado para igual cargo en esa entidad, escalón superior a la Empresa, y posteriormente par otra posición de más importancia en el Ministerio de la Industria Básica, todo  a partir de cierta fama que construí, gracias a Gil, de que mi trabajo estaba casi libre de errores.  Sin su apoyo y enseñanza no hubiera sido así.

Y ahora, como en aquella oportunidad, me cuestiono nuevamente la tan cacareada “política de cuadros” aplicada en el sector estatal (el único que había) en Cuba, porque fue seleccionado para Subdirector Económico de la Unión, el que ostentaba igual cargo en la Empresa de Vidrio de San José de las Lajas, llamado René, al que considero una excelente persona, pero que como dirigente y profesional, no le llegaba a Gil ni a los talones, o ni siquiera a la suela del zapato, diría yo.  René era muy detallista y muy buena gente, pero tenía un gran defecto: su mano era de merengue y con dos guantes de terciopelo.  Mi cuñado Ñico, que entonces trabajaba conmigo, lo bautizó como “el pan”, porque era más bueno que el pan.  Pero prefiero la mano férrea que me defienda ante el mundo y me enseñe y regañe en la intimidad.  Gracias Gil.

Capote

Capote es un personaje, que a estas alturas, yo no sé si será su verdadero nombre y voy a explicar por qué. Pero para lo que voy a decir, para definir el motivo de que se encuentre entre mis Personajes Inolvidables, me da igual el nombre que tenga, recuerden que el hábito no hace al monje. Y a Capote uno lo valoraba por su propia personalidad, fácil, camaraderil y exigente a la vez.

Para hablar de Capote y el misterio que lo envuelve, hay que referirse a Fidel Ángel Castro Díaz-Balart, de cuya vida privada, niñez, adolescencia y juventud gracias al halo de secretismo que su padre creó alrededor de todo y en particular de su familia, muy poco se conoce.  Solamente se podría llegar a algún conocimiento por vías como la de Capote, y ya en una época de su vida en la que, aunque mantenía la mayor reserva, su condición le permitía hacer algunos comentarios en confianza.

La realidad es que Fidel Castro no se ocupó para nada de lo relacionado con su hijo, después de quitar del camino a su madre, de la estirpe de los Díaz-Balart, de alguna forma responsables de que siguiera vivo, y raramente lo veía o conversaba con él, y esos contactos se hicieron aún más esporádicos en la medida en que fueron apareciendo otros hijos  esposa, Dalia Soto del Valle, la que cuidó celosamente  la prioridad para sus cinco hijos, los que no tenían contacto con Fidelito ni con otros de los descendientes concebidos por el líder máximo fuera de matrimonio.

Se dice que durante muchos años un oficial de la Seguridad Personal de apellido Fulleda era el encargado de atender todas las necesidades del adolescente
No he oido de este personaje, pero Capote me contó que él formaba parte de un grupo de estudiantes que lo acompañaron, vivieron junto a él y le hicieron la tarea de escolta o seguridad, en cualquier momento de su vida, al margen de otros personajes que hubiera, pero que nunca estuvieron tan cerca. Contemporáneos con él y fieles al sistema eran mejor que un batallón de expertos guardaespaldas, pues siempre estarían a su lado, incluso en su etapa de estudiante que regresaba a Cuba en periodos vacacionales. Al margen de esto, oficiales de la KGB supervisaban también su seguridad y Fidelito residía en un apartamento en la capital moscovita donde tenía todas las comodidades.  
Fidel Castro Díaz-Balart.

José Raúl (nombre que usó durante su estancia en la Unión Soviética) o Fidelito, se graduó en la Universidad de Lomonosov en Moscú y estuvo vinculado al Instituto Kurchatov, una prestigiosa institución de energía atómica de Rusia.También se hizo Máster en Física, Doctor en Ciencias Físico-matemáticas y Doctor en Ciencias.

En la década de los 80 estuvo estrechamente vinculado al estudio y desarrollo de la energía nuclear para su empleo en Cuba, y fundó el Instituto Superior de Ciencias y Tecnología Nucleares de La Habana. Por esos años estuvo a cargo de la construcción de la planta nuclear de Juraguá, que no se terminó por la caída del campo socialista y hoy no es más que un ruinoso recuerdo de la cooperación entre Cuba y la Unión Soviética.

A su regreso a Cuba en 1978 se crea la Secretaría Ejecutiva de Asuntos Nucleares, “la Nuclear”, como era conocida esa institución situada en la 5ta Avenida y calle 30, en Miramar, el Ministerio  del Interior cubano (MININT), creó un departamento especial para la seguridad, tanto de Fidelito como del recién creado instituto. Algunos de sus efectivos fueron sacados de la antigua Unidad de Tropas Especiales del  MININT; de esta forma también surgió un equipo de escoltas y autos que lo acompañaban a todos los lugares.

Estas deferencias levantaron una ola de comentarios adversos dentro de la cúpula gubernamental, pero lo que realmente causó una debacle en su carrera fue el hecho de que el estado financiero de “la Nuclear” era cada vez más desastroso, y sus gastos personales en viajes y vacaciones resultaban extraordinarios, al punto que llegaron a competir con los gastos administrativos de la institución que dirigía.  No se daban cuenta que Fidelito solamente hacía lo que había visto hacer a su padre, pero él, sin ser un alto funcionario del gobierno, malversaba y despilfarraba tanto recursos como su progenitor.

En todas estas aventuras, por supuesto que estaba presente, con los más altos cargos, por ser de su máxima confianza, su compañero y amigo Capote.  La debacle hizo que Capote fuera ubicado en el cargo de Director General de Economía y Administración de la Radio Cubana, un alto cargo para el cual se me estaba evaluando para ocuparlo.

Desde su llegada no se mostró en ningún momento como una persona amargada o recelosa porque lo habían acabado de destronar de una altísima responsabilidad, ni manifestó ningún tipo de criterio negativo, todo lo contrario, haciendo el más exquisito uso del refrán “ a mal tiempo bueno cara” y afrontarlo todo  con optimismo y esperanza, sacado toda su energía para hacerle frente a lo ocurrido.

Nunca te decía: Vamos a hacerlo así, sino compartía criterios acerca de qué forma acometer una tarea, pedía opiniones y muchas veces trataba de derrotar tu posición para ver hasta donde estabas convencido o los argumentos que dabas eran demoledores, para después aceptar tu propuesta, por considerarla la más racional y adecuada.

Muchas veces me he preguntado cómo una persona que vivió desde su juventud y ya estaba cercano a los 60 años dentro de un mundo de intrigas, recelos, conspiraciones, desconfianza, podía mostrarse como una persona abierta, completamente transparente en sus planteamientos y ferviente enemigo del chisme. Quizás este era el verdadero Capote, que ya no tenía que ocultar nada y se sentía libre.

Le ofrecieron un puesto de mayor importancia o al menos de más posibilidades y recursos disponibles (su trabajo había coincidió con las increíbles carencias de los peores años del período especial) y se fue para la sede nacional de las Casas de Cambio de divisas.  Me recomendó para ocupar su cargo, lo que se me otorgó, y no solo mantuvimos las buenas relaciones, sino que su actuar me enseñó, a pesar de que la jefa común era o sigue siendo una persona excepcional, a cuidarme de los lobos que rodeaban y actuar siempre sin esconder nada.


Josefa Bracero Torres

Yo se que Josefa, de todos los personajes que he nombrado, sea quizás la que tendrá más personas que la nominen a Personaje Inolvidable. Yo simplemente tengo la suerte de ser uno más dentro de esa larguísima lista.

La presencia de la mujer en puestos de dirección sigue siendo una de las asignaturas pendientes en el entorno empresarial y gubernamental, pero yo llegué a una conclusión: tener una jefe mujer es mucho mejor que un hombre, al menos si la jefa es Josefa Bracero.

Josefa Bracero Torres  es toda una figura en los medios de difusión en Cuba. Licenciada en Periodismo, locutora, guionista, realizadora y directora radial. Sin duda es la mayor conocedora en Cuba de que la radio tiene un encanto y atractivo únicos, dicho con las palabras de Josefa, “con pocos recursos logras resultados sorprendentes, en los que se unen la técnica con el vuelo creativo, dando paso a la más fina fantasía creadora para regalar al oyente la posibilidad de tener un universo muy suyo."

Sin duda, después del vuelo imaginativo que nos da la lectura, le sigue la radio en magia ya que solamente escuchamos y lo demás tenemos que crearlo.  Cuando surgió la televisión, se decía que era el fin de la radio, pero han aparecido el cine, la televisión, internet y podrán aparecer muchas otras cosas, que la radio y el libro, quizás con diferentes soportes o los tradicionales, permanecerán siempre, o al menos demorarán mucho tiempo en ser sustituidos.

A Josefa Bracero se le atribuyen muchos éxitos en su gestión de muchos años como Vicepresidenta del Instituto Cubano de Radio y Televisión y figura principal del sistema de la Radio Cubana.  Tuve la suerte de trabajar directamente con Josefa como su Director de Recursos Humanos primero y después como Director General de Administración y Economía.  Allí aprendí no sólo las particularidades del medio, que es extremadamente complejo, pues se trata de artistas y periodistas, que viven su mundo propio.  Por suerte comencé a trabajar en los inicios de la implementación del subsistema nacional de la Radio Cubana, por lo que pude partir de cero.

En el éxito de su gestión hay un elemento clave: el cariño y respeto que le tienen los trabajadores de la radio en todo el país a Josefa, ya sean trabajadores administrativos o de la parte creativa, todos la consideran de los suyos.

Por eso ella logró lo que tras decenios de cambios, proyecciones y estructuras, no ha logrado la televisión cubana, convertirse en un sistema integral, donde, sin llegar a la perfección, se logró por vez primera reconocimientos salariales al personal del medio, se estructuró y aplicó un sistema de Evaluación Artística más justo y sistemático, se organizaron y controlaron todas las actividades técnicas y administrativas y se logró un respeto y admiración acerca del funcionamiento estructurado y coherente de toda la Radio en Cuba.   La Radio siempre ha sido el hijo pobre del ICRT, pero a diferencia de la televisión, es el único sistema que realmente ha funcionado y logrado resultados, y eso, en una grandísima parte, se debe a la presencia de Josefa Bracero.

Yo, a través de mis experiencias de haber tenido de jefa a Josefa, en dos etapas de mi permanencia en el ICRT, que fue de más de 20 años, puedo llegar a algunas conclusiones sobre ella y sobre las mujeres en cargos de dirección.

Generalmente las mujeres jefes son honestas, tienen el convencimiento de que a sus subordinados hay que decirles las cosas como son, por fuertes que sean, en caso contrario nada se hará como se debe. Josefa ha sido la persona más directa que he conocido, y además ha sabido como animarme y hacerme halagos por mi trabajo, y también señalarme los errores.

Esa manera de ser me ha hecho sentir sus halagos más reales y sus críticas más educativas que duras, a pesar de que, con su eterna sonrisa en los labios, es una persona bastante exigente y dura.  Es una persona muy segura de sí misma, sobre todo porque lo que ha logrado lo ha hecho sobre la base de su propio esfuerzo y el rechazo machista que existe en Cuba a ser mandado por una mujer, aunque se diga lo contrario.


Josefa siempre me impulsaba a hacer algo más allá de lo que yo pensaba que podía lograr, dándome más responsabilidades, que al final era darme confianza.  Supongo que ese mismo entrenamiento es lo que le permitió a ella llegar a ser la persona más reconocida por todos los trabajadores de la Radio Cubana y del ICRT.  Si alguna vez la  hubieran situado al frente de la Televisión Cubana, seguramente ese medio no sería el desastre que es hoy, al margen de las imposiciones ideológicas a la que está sometida y que no son ajenas a la Radio tampoco.

De lo único que me arrepiento haber hecho con Josefa, es que los dos éramos los únicos fumadores de cigarros suaves y estábamos constantemente conspirando a ver quién de los dos tenía para poder fumar. A ambos nos costó cara la gracia, pues hemos tenido afecciones cardiovasculares.  Pero eso es solo otra cosa para recordar de Josefa.

De todos los personajes que he nombrado, si me dicen que escoja uno, me quedo con Josefa, sin titubear.

Agradezco a estas personas que he mencionado, y a otros que me falta por mencionar, la huella que dejaron en mi vida,  y que han hecho posible que en mi jubilación, disfrute de una deseada paz interior.

Y esta paz interior, es la de sentirse uno pleno de facultades para poder evaluar, sin presiones de ningún tipo porque por suerte ya no las tengo, los vaivenes que hemos tenido en la vida. No tiene nada que ver con el cuento del caso del médico que le dice al paciente que el único modo de conseguir la paz interior es finalizar todos los asuntos que tenga pendientes. Así que el hombre echó un vistazo y encontró varias cosas que había empezado y no había terminado.  Terminó por completo un queso Camembert, una botella de Merlot, una botella de Chardonnay, una botella de Shiraz, una botella de Baileys, una botella de Whisky...una botella de ron Matusalén, un paquete de frutos secos salados, y una lista interminable de cosas. La paz interior le llegó, porque murió atragantado.

Como diría Gabriel García Márquez, el cual no llevaba hasta el final sus historias, porque el final de todos es la muerte, la cual inevitablemente nos llegará, pero en este caso, a mis Personajes Inolvidables, les deseo una larga vida, para que sigan aportando cosas buenas a la humanidad.


viernes, 16 de junio de 2017

La Manzana ¿de Gómez o de Kempinski?


La Manzana ¿de Gómez o de Kempinski?

La Habana tiene innumerables íconos arquitectónicos, que la identifican internacionalmente, entre ellos El Capitolio Nacional, El Castillo de los Tres Reyes del Morro, la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, el Castillo de la Fuerza, el Castillo de la Punta, el Gran Teatro de La Habana, los antiguos Centro Gallego y Asturiano, la Catedral de La Habana y otros templos, el Edificio FOCSA, el edificio Someillán, el edificio Bacardí, el Cristo de La Habana, el Templete, el Paseo del Prado, el Memorial José Martí, el edificio del Hospital Ameijeiras que se construyera como sede del Banco Nacional de Cuba, la Lonja del Comercio, los túneles de la bahía y del Almendares, el puente de la calle 23, monumentos impresionantes como el Memorial José Martí y otros,   y muchos hoteles con arquitectura impresionante, como el  Hotel Nacional, Hotel Habana Libre, el Hotel Havana Riviera, el Hotel Capri, el Presidente, el Meliá Cohiba, el Meliá Habana, el Hotel Saratoga, el Hotel Telégrafo, el Hotel Plaza, el Hotel Sevilla, el Hotel Parque Central y ahora se suma una joya construida sobre una edificación emblemática: el nuevo Hotel Manzana Kempinski, antigua Manzana de Gómez.

Ningún edificio resume mejor la historia contemporánea de La Habana que la conocida como Manzana de Gómez. Este inmueble, rodeado de un soportal público corrido, con cuatro esquinas achaflanadas y dos galerías interiores que lo cruzan en diagonal.  La Avenida de Bélgica (todos la conocen como Monserrate), Ignacio Agramonte (todo el mundo la conoce como Zulueta), la calle Neptuno, y lo que sería la prolongación de la calle Obispo o el comienzo de la calle San Rafael, enmarcan a este histórico inmueble.

La manzana, como medida de superficie, es un área correspondiente a un cuadrado de  cien varas, es decir diez mil varas cuadradas.  Durante la fundación de las ciudades españolas en Hispanoamérica, las construcciones se erigían dentro del cuadrados de cien varas por lado; en cada lado se dejaba espacio para una calle y a este espacio es a lo que se le llamó manzana.

La Manzana de Gómez ha sido, a la vez, protagonista y testigo de la vida habanera, de su grandeza y su miseria, de todos los avatares registrados en los últimos 120 años, que han sido numerosos y muy trascendentales. Con su  estilo neoclásico, es un caso muy particular en la historia de la arquitectura cubana, ya que fue, desde su origen, destinado a actividades comerciales, recreativas y administrativas.

Los cubanos decimos que la de Gómez es la manzana más famosa del mundo: ni la Gran Manzana (Big Apple: como se denomina a la ciudad de New York), ni la de Newton ni la de Guillermo Tell y ni siquiera la famosa empresa tecnológica Apple con su logo de una manzana mordida, se acercan a la importancia que ésta ha tenido en su historia para los cubanos. ¿ Y miren que la manzana ha sido célebre! Probablemente, la manzana es la fruta más famosa de la historia.  La manzana está presente en la Biblia y se le identifica con la expulsión del hombre del paraíso; entre 1968 y 1975, Apple Records fue el sello discográfico del grupo más famoso de la historia de la música, los Beatles; Blanca Nieves es un cuento que se volvió muy popular gracias a Disney y a la manzana envenenada.;  la ciudad de Nueva York se conoce como “La Gran Manzana.” cuyo apelativo proviene de la columna del cronista deportivo John J. Fitzgerald; el accidente más famoso en el universo de la física tuvo como protagonistas a Isaac Newton y a una manzana;  Guillermo Tell fue obligado a dispararle una flecha a una manzana que se encontraba sobre la cabeza de su hijo y no falló su disparo; hasta Pablo Neruda le dedicó un poema. En sus versos, el inmenso poeta chileno, ganador del Premio Nobel de Literatura, pedía que todo el mundo mordiera una manzana.

Pero ya que hablamos de la manzana mordida de Apple, hay que decir que este es el homenaje de Steve Jobs a Alan Turing (1912-1954), el matemático británico que logró descifrar el código secreto de los nazis y cuyo papel en la Segunda Guerra Mundial fue clave para salvar millones de vidas. Este hombre brillante que además puso a prueba los límites que puede alcanzar la inteligencia artificial y que desarrolló el primer programa de ajedrez, es todo un referente de la informática, la cibernética, la lógica y las matemáticas, por lo que es considerado uno de los pioneros de la computación moderna (la máquina de Turing). Pero en 1952 fue condenado por homosexualidad y, tras elegir la castración química en vez de la cárcel, fue encontrado muerto dos años después al lado de una manzana mordida envenenada con cianuro. El resto de esa manzana mordida es el emblema de Apple.

Al margen de todo lo anterior, a mí cuando me mencionan la palabra manzana, inmediatamente me recuerdo de las manzanas acarameladas, que se consumían principalmente a fines de año, pues aunque siempre había manzanas en el mercado, era mucho más cara que las frutas cubanas, como el mamey, mango, piña, plátano, frutabomba (o papaya, que es mala palabra en Cuba), anón, chirimoya,  guanábana, el añorado caimito o tantas otras, todas deliciosas. En ese entonces la manzana era una fruta exótica y se comía esporádicamente o se empleaba para trabajos de brujería o para ofrecérsela en ofrenda a Santa Bárbara. Probablemente en Cuba, ahora sea aún más exótica.

Era interesante que la manzana, pera, uva, melocotón o fresa, que eran frutas importadas, tenían sus particularidades, pues algunos se atrevían a cultivarlas. Recuerdo que en más de una ocasión sembré uvas para hacer vino y se dieron espectaculares, aunque no dulces, pero buenas para hacer vino de calidad. También conocí más de un lugar donde se cultivaban melocotones, aunque no tan grandes como los de México, pero si ideales para hacerlos en dulce casero con almíbar. Hasta las fresas se han cultivado en varias partes del Cuba, pero lo que sí nunca he sabido es que haya prosperado un manzano o un peral en el país.

Pero volviendo a nuestro tema, la Manzana de Gómez era como una ciudad dentro de la parte más vieja de la ciudad, un cuerpo de edificio que desde el  siglo XIX albergó a bufetes de abogados, oficinas consulares, comercios y oficinas, y estuvo y sigue estando enclavada en una de las zonas más visitadas por cubanos y visitantes extranjeros.

En las décadas de los años 20 y 30 del siglo XX, fue considerada el Wall Street cubano, el motor económico de la capital: las grandes fortunas de la Isla y otras que invertían en ella  radicaban o pasaban por allí, a negociar en sus bancos y oficinas. La revolución quiso  o llegó a cambiar al edificio de nombre, como si quisiera borrar todo rastro de su pretérito esplendor, pero todos los cubanos la siguen nombrando Manzana de Gómez, y no importa lo que allí hagan, así se seguirá llamando.

En este lugar populoso de la capital cubana, tenemos a un lado el Museo Nacional de Bellas Artes en su colección universal, edificio que fuera en su momento el Centro Asturiano; por su frente, si asumimos que es el de la calle Zulueta, está el parque Central de La Habana, con la estatua de José Martí y frente, por el Paseo del Prado, el Hotel Telégrafo, el Hotel Inglaterra, el Gran Teatro de La Habana y justo al lado el Capitolio Nacional;  al otro costado, por Neptuno, está el Hotel Plaza y el majestuoso Hotel Parque Central, y justo al fondo el famoso bar Sloppy Joe’s;  al fondo por la calle Monserrate, se encuentran edificios antiquísimos, uno de ellos el icónico edificio Bacardí, el Centro Comercial Harry´s Brothers y en sentido contrario, el parque Albear y la librería La Moderna Poesía y el mítico bar El Floridita. Todo un entorno envidiable.


Desde hace más de un siglo ese lugar constituye un  punto de referencia obligado para los habaneros, y también para los visitantes del interior del país, que llegaban desde la cercana Estación Central de Ferrocarriles hasta el Capitolio y de ahí seguían,   pues muchas personas le hacían referencia a amigos y familiares  a ella con una popular frase: “lo compré en la Manzana de Gómez”.

Ese edificio en sus inicios ocupó solamente una planta, con galerías cubiertas hasta 1918 que se le añadieron cuatro niveles, y para facilitar los accesos le colocan ocho ascensores.    En total contó con 560 cubículos que se emplearon en oficinas, y otras instancias como las academias comerciales Pitman ubicadas en el segundo nivel y la Gregg en el quinto, con alumnos en busca de prepararse en métodos de taquigrafía y mecanografía (creo que toda la gente de mi generación, el que no sabía taquigrafía Pitman, sabía la de Gregg o se había hecho mecanógrafo gracias a un sistema o al otro) .

En uno de esos espacios del edificio estuvo la Institución Iberoamericana de Cultura presidida por el sabio cubano Fernando Ortiz, además de representaciones consulares y diplomáticas.

Desde 1832 las tiendas más populares fueron las de las calles de Muralla y Oficios, junto a otras arterias, como Monte, Neptuno, San Rafael y Galiano posteriormente, pero la Manzana de Gómez fue el centro comercial más importante a partir de su inauguración.

Este espacio se encuentra en la frontera silenciosa entre la ciudad vieja y las urbanizaciones que vinieron después, pero en la segunda mitad del siglo XX sus alrededores y la antigua ciudad comenzaron a deteriorarse, perdiendo la primacía que hasta entonces la había caracterizado.  Es por ello que las funciones hoteleras y de recreación  se trasladaron a la zona residencial del Vedado, principalmente hacia La Rampa, mientras las administrativas fueron a la recién construida “Plaza Cívica”, hoy Plaza de la Revolución.


También hay que destacar que en la primera mitad del siglo XIX se colocó en una de las plazoletas existentes frente a la puerta de tierra de la muralla, la imagen de Isabel II, justamente en lo que hoy es el Parque Central. Más tarde, para los festejos del 20 de mayo de 1902, el alcalde de la ciudad compró al gobierno de Estados Unidos una estatua de calamina fundida que representaba la Libertad, pero esta fue derribada por el ciclón del 10 de octubre de 1903.

Y el momento definitorio para este espacio público lo constituye la colocación en su centro de la estatua del Apóstol José Martí, cuando el escultor cubano José Vilalta de Saavedra, ganador del concurso convocado, la ejecutó en su estudio en Roma, en mármol blanco de Carrara. José Vilalta tuvo obras destacadas, como son el monumento a los ocho Estudiantes de medicina; en la Necrópolis Cristóbal Colón en La Habana, las figuras que coronan la puerta principal (Las virtudes) y los relieves religiosos en torno a los muros del cementerio: La Crucifixión y La resurrección de Lázaro; creó el monumento en el lugar más visitado en la Necrópolis de Colón: la tumba de Amelia Goyri de la Hoz, conocida como La Milagrosa, y el Monumento a Francisco Albear.

La estatua fue develada el 24 de febrero de 1905, en ceremonia que encabezaron el propio Máximo Gómez y el entonces presidente Tomás Estrada Palma.


Vale la pena repasar sus orígenes.

Julián de Zulueta y Amondo, Marqués de Álava (Coronel de Voluntarios de La Habana, Regidor, Alcalde y Senador del Reino por la Habana Cuba, y por Álava),y que en pocos años se convertiría en el más importante productor de azúcar, tratante de esclavos y empresario de otras múltiples facetas, un aldeano que se convirtió en el último gran negrero de Cuba, país al que había llegado con 18 años, analfabeto y en la miseria, comenzó la construcción del inmueble y para ello solicitó los esfuerzos del arquitecto español Pedro Tomé Verecruisse.   Como era muy católico, hacía bautizar a sus esclavos antes de que abandonaran África. Me pregunto qué clase de hombre podía ser el que se dedicaba a la trata de esclavos en una colonia cristiana cuatro siglos después de que el papa, Pío II  hubiese condenado la costumbre de esclavizar a africanos bautizados. Pero eso no es más que una manifestación más de la doble moral que caracteriza a las religiones, en particular la católica. Siempre recuerdo la frase de los curas: “haz lo que yo digo y no lo que yo hago”. Esa fue la gran enseñanza que le dejaron los curas a Fidel Castro, el que predicó toda su vida con esa premisa.

Zulueta fue el promotor de sustituir los brazos que aportaban los negros a la zafra azucarera, e inició, en 1847, la trata de chinos, que fuera tan cruel como la de negros. Se percató también de que los más poderosos hacendados y tratantes de esclavos necesitaban un periódico para influir en la opinión pública, por lo que compraron el Diario de la Marina y lo convirtieron en su vocero. También fue uno de los accionistas del ferrocarril de Marianao y asumió por su cuenta la construcción del ferrocarril de Caibarién a Zaza,  Se dice que fueron sus hijos, arruinados, los que decidieron no proseguir los trabajos constructivos de la Manzana de Gómez.

Pero esos eran los hombres que acumulaban capital y podían darse el lujo de tener palacios y construir una obra como la Manzana de Gómez, en cuyos cimientos estaba el sudor y la sangre de los esclavos y la miseria del pueblo.   Julián de Zulueta edificó la Manzana hasta el primer piso en una obra que comenzó sus labores en 1890, años después de su muerte. A esa mole se le deparó un amplio sótano para aprovechar los fosos de la Muralla que había sido destruida años atrás, abaratando el costo de la construcción, para lo que empleó sus privilegios como alcalde. La Muralla de La Habana, para proteger de ataques de piratas, ya era innecesaria, pero las obras no avanzaron y  el edificio quedó durante muchos años incompleto, y finalmente lo terminaría la familia Gómez Mena.

En Cuba se identifica a José Gómez Mena como el hombre más rico de Cuba. Aunque no lo fuera, sí figuró siempre entre los más ricos, junto a Julio Lobo Olavarría,Luis Mendoza Freyre de Andrade, Carlos Núñez Pérez,  la familia Falla Gutiérrez, Ernesto Sarrá y otros. Hablar en Cuba de Gómez Mena, es sinónimo de opulencia y poder. Gómez logró levantar una formidable fortuna a expensas del sucio negocio de la trata negrera y el comercio clandestino, y su descendencia alcanzó grandes fortunas como comerciantes, hacendados y banqueros. Contaba además con grandísimas extensiones de tierra, no menos de 500 casas y edificios de apartamentos, cuatro centrales azucareros, obras de arte y objetos de todo tipo, tales como casas de vivienda y descanso, estatuas y monumentos importantes, así como cuadros de gran valor, (así sería la magnitud de sus posesiones en obras de arte que su casa actualmente es el Museo de Artes Decorativas)  pero además, una fábrica de levadura, y un club de pelota (Almendares); sus activos se calculan por un promedio de 20 millones de pesos, toda una fortuna equivalente a cientos de millones en nuestros días.

 Los tres primeros bancos de importancia fueron la “Caja de Ahorros”, el “Banco Español de La Habana” y el “Banco de Comercio”.La “Caja de Ahorro”, fundada en 1840, nace con capital cubano. Quebró en 1884

El “Banco Español de La Habana, de 1856, derivó su fundación de la “Real Caja de Descuentos” creada en 1854 por el capitán general Marqués de la Pezuela. Se regía por disposiciones similares a las del “Banco de España” en Madrid. Era un banco con capital mayoritario de comerciantes peninsulares y accionistas del mismo, que actuaba como agente fiscal del Gobierno y con el privilegio para la emisión de papel moneda

Con el fin de la Guerra y el comienzo de la República se genera un resurgir de la economía y con ello grandes cambios en el sector bancario. Ahí comienzan sus operaciones el Royal Bank of Canada, el Banco Gelats, The Trust Company of cuba, The Bank of Nova Scotia, Mendoza y Compañía, Banco Nacional y el Banco Gómez Mena. Después vendrían el Banco Núñez, el Banco Godoy Sayan, y otros producto de la etapa conocida como "Danza de los Millones" por el alto precio del azúcar, alcanzado gracias a la Primera Guerra Mundial.

 Pero entre ellos destacó el capital industrial y financiero de Gómez Mena, y el Banco Español de la Isla de Cuba, del cual mi abuelo paterno era de los principales directivos, quebró espectacularmente.  El Banco Español de la Isla de Cuba fue una institución de crédito creada en 1881 como sucesora del anterior Banco Español de La Habana, continuó sus operaciones en parte como representante de las finanzas de los españoles residentes en la isla, por lo menos hasta 1920. El capital norteamericano y cubano, como el de Gómez Mena, asfixiaron a dicha entidad financiera.

Por tanto el banquero Gómez Mena, contaba con capital suficiente para impulsar las obras y  La Manzana albergó, por tanto, el banco de su inversionista, y las oficinas de su compañía azucarera, por la que fueron sumamente conocidos en este país.

Un dato tenebroso, es que dos integrantes de esa familia fueron atacados y asesinados en su propio edificio. El 11 de enero de 1917, Andrés Gómez Mena resultó agredido y muerto por el relojero catalán Fernando Reugart  al considerar que el rico empresario había faltado al respeto de su mujer.  Y el 29 de enero de 1951 José Gómez Mena fue atacado a tiros cuando subía al edificio por la puerta de Zulueta, aunque no falleció. Su agresor fue Ángel Machado Palomino, ex empleado de confianza de uno de los ingenios azucareros de los Gómez Mena.

Fue Andrés Gómez Mena, quien acabó la primera planta y en 1909 comienza la construcción de dos teatros en los altos de los comercios: “El Politeama Pequeño” y el “Politeama Grande” inaugurados en entre 1909 y 1910. En el Grande ocurre la primera presentación de la gran cantante cubana María Teresa Vera con solo 15 años de edad y la Orquesta de este Teatro era dirigida por un joven músico de 16 años: el maestro Eliseo Grenet, autor de piezas míticas del cancionero cubano como Drume Negrita, Las perlas de tu boca,  Lamento esclavo, Tabaco verde, La comparsa de los congos, La mora, y el el clásico mundial Ay! Mamá Inés (todos los negros tomamos café).

Ambos se consideran glorias de la música cubana. Pero estos teatros no tuvieron mucha duración por lo que la información sobre ellos se pierde en el tiempo.  En 1905 el edificio fue casi completamente consumido por un gran incendio, y en 1911 Un incendio en la segunda planta también lo afectó.

Se considera que este establecimiento es en La Habana el precursor de las tiendas por departamento. En los altos del edificio se hacía teatro, se escuchaban zarzuelas e incluso se proyectaba el incipiente cinematógrafo, mientras en la planta baja continuaba el éxito de las ventas y era increíble la variedad de ofertas y artículos disponibles en lo que se puede concebir como el primer mall o centro comercial cubano.   La primera proyección de cine en Cuba fue el 24 de enero de 1897, cuando el empresario francés Gabriel Veyre, representante de la Casa Lumiere, los creadores de la fotografía animada en 1895, llegó dos años después de la antológica proyección parisina, y alquiló un salón aledaño al Teatro Tacón.

En 1918 se concretó la ampliación definitiva, los ocho ascensores  y los 560 departamentos con pasillos y portales por donde diariamente pasaban alrededor decenas de miles de personas, lo que hizo que los propietarios recibieran, sólo por concepto de alquiler, unos mil pesos diarios, toda una fortuna para su momento.

Todavía muchas personas recuerdan la sombrerería El Lazo de Oro y El Louvre, agencias de los mejores fabricantes de sombreros, tiendas de equipajes, Shoes and Hats store, y  no olvido que mandé a hacer un traje en la sastrería El Sol, sastres “anatómicos y fotométricos”,  un traje a la medida de casimir inglés  que me costo 50 pesos, a pagar en cuotas de cinco pesos mensuales. Y no era mentira, aparte de las medidas te tomaban fotografías (fotométricos) y el traje te quedaba perfecto.

En la cerca del jardín izquierdo, justo junto a la raya de foul,  en el Stadium del Cerro, había una valla que anunciaba a la Sastrería "El Sol," Sastres Anatómicos y Fotométricos, Manzana de Gómez”. Al que conectara "jonrón" sobre ella, le regalaban un traje.  Aún en la actualidad, sigue grabado en el piso de granito el nombre de "El Sol" . Han pasado cien años y más en el suelo de granito de sus portales está, como recién construído, el logotipo “MG”, de la manzana de Gómez o de Gómez Mena.

No se alguien se haya ganado un traje, lo que si es cierto que un personaje muy popular en Cuba, el llamado Andarín Carvajal, en 1928 ya con 53 años de edad, logra la proeza de darle 4375 vueltas a la Manzana de Gómez.


Máximo Gómez y la Manzana de Gómez.

Quizás el que oiga por primera vez el nombre de Manzana de Gómez, y conociendo un poquito de historia de Cuba, lo asociará con el destacado General Mambí, el dominicano, General en la Guerra de los Diez Años y el General en Jefe de las tropas revolucionarias cubanas en la Guerra del 95 que condujo a la independencia de Cuba y llamado justamente el Generalísimo.

El Generalísimo se hizo célebre por la disciplina implacable que imprimió a sus tropas. Gómez entró en fuertes contradicciones con el Gobierno de Cuba en Armas presidido por Salvador Cisneros Betancourt por la concesión de grados militares a jóvenes de buena posición social que recién se unían a las filas mambisas. Fueron muchos los diplomas de nombramientos que rompió con sus manos, para después nombrarlos como soldados rasos y ubicarlos en sus filas. Con Gómez los grados tenían que ser ganados en combate.

Por su condición de extranjero no optó por presentarse como candidato a la presidencia ante las inminentes elecciones de 1902, en las que se postulaba Tomás Estrada Palma, a quien apoyó, proponiendo de paso a Bartolomé Masó, patriota probado en campaña, como vicepresidente de Estrada. Gómez era, sin embargo, el más popular y respetado de los guerreros que nos dieron la libertad, una vez desaparecidos físicamente sus allegados José Martí y Antonio Maceo, constituyéndose junto a éstos, como los tres adalides de la independencia.

Siempre que hablamos de él, hay que destacar estas frases del Generalísimo:

"..Extranjero como soy, no he venido a servir a este pueblo, ayudándole a defender su causa de justicia, como un soldado mercenario; y por eso desde que el poder opresor abandonó esta tierra y dejó libre al cubano, volví la espada a la vaina, creyendo desde entonces terminada la misión que voluntariamente me impuse. Nada se me debe y me retiro contento y satisfecho de haber hecho cuanto he podido en beneficio de mis hermanos. Prometo a los cubanos que, donde quiera que plante mi tienda, siempre podrían contar con un amigo. Los que esperan, están desesperados. Como yo no espero nada, estoy muy tranquilo con mi inesperada situación, descargado de toda responsabilidad y gozando del cariño de este pueblo que ahora más que nunca, me lo ha demostrado, comprometiendo, por modo tan elevado y sentido, mi gratitud eterna..."

Cualquier homenaje no será suficiente de quien, según José Martí:

"ha sabido ser grande en la guerra y digno en la paz."

Pero siempre será recordado por esta esa frase:  "El cubano o no llega o se pasa". Y creo que es la definición más exacta que alguien haya hecho de un cubano. El justo equilibrio no lo conocemos, somos hiperbólicos por excelencia.

Pero a lo que íbamos, Máximo Gómez nunca vivió en la Manzana de Gómez, y murió cinco años antes del fin de su construcción. En realidad durante su estancia en La Habana habitó en la antigua finca de los Capitanes Generales, a varios kilómetros de distancia, entonces,  y conocida como Quinta de los Molinos. Y tampoco fue nombrada en su honor.

El nombre de la Manzana proviene de su promotor, que como vimos, fue un empresario cubano de origen español, Andrés Gómez Mena, de la familia Gómez Mena, dueña de numerosas propiedades, sobre todo relacionadas con la industria azucarera entre mediados del siglo XIX y mediados del XX.

Del puerto de Gijón salió en 1870, procedente del pueblo burgalés de Cadagua, Andrés Gómez Mena, el que salía en busca de su futuro en Cuba. Cuando murió, en 1917, fue enterrado en La Habana tras haber dado nombre a una de las principales avenidas de la ciudad y levantado cuatro ingenios azucareros. Su hijo José continuó el imperio y en 1936 se convirtió en el Secretario de Agricultura de Cuba y presidente de la Asociación Nacional de Hacendados, el lobby más importante de la isla.
Sus  herederos son justamente los Fanjul Gómez Mena, A mediados de los ochenta los Fanjul se extendieron a la República Dominicana, el lugar más parecido a su añorada Cuba, al comprar el ingenio azucarero el Central Romana Alfonso Fanjul Gómez de Mena, el hombre que suministra dos de cada tres cucharadas de azúcar que se toman en EEUU, multimillonario de pasaporte español es acusado reiteradamente de explotar a los cortadores de caña.


Como mudo testigo de su riqueza perdida, la antigua casa de la Condesa María Luisa Gómez Mena es el actual Museo Nacional de Artes Decorativas; conservando sus muebles, decoración, platería y demás, es un museo pequeño pero tan rico en obras como en historias que contar. El No. 502 de la calle 17, en el Vedado, es actualmente el llamado Museo Nacional de Artes Decorativas. Pero originalmente esta misma edificación era la casa de María Luisa Gómez Mena, Condesa de Revilla de Camargo, y fue construida entre los años 1924 y 1927.

Con el triunfo de la Revolución Cubana, en el 1959, la familia dejó el país, y, así mismo, una residencia que había sido recibidor para personalidades como los Duques de Windsor, la Duquesa de Alba y los Condes de Barcelona, en las décadas de 1940 y 1950. Sin volver nunca a su tierra, Maria Luisa murió en España en el 1965.

Estos salones exhiben magníficas piezas de la época de Luís XV, Luís XVI y Napoleón III, con manufacturas francesas como las obras Sèvres, o con manufactura inglesa como las obras Derby, Chelsea, Worcester y Staffordshire. El Comedor posee relojes y esculturas de la obra original de Martinot, el antiguo relojero del Rey Luís XV. En el Salón Neoclásico se encuentra la pieza más valiosa de la casa; un secreter “Dit A’ la Reine” que perteneció a María Antonieta y que fue comprado en una subasta en Francia. El Salón Boudoir muestra colecciones de orfebrería francesa del periodo de 1852 a 1871, típicamente decorada con perlas y otras piedras preciosas.


La Revolución y la Manzana.

La revolución cubana, que lo revolucionó todo, la mayoría para mal, destruyó, poco a poco, la Manzana de Gómez.

Al triunfo de la revolución, el  primero de enero de 1959, se habían atrincherado algunos masferreristas, que eran sicarios del esbirro Rolando Masferrer Rojas, que  fue un político, abogado, periodista, congresista, propietario de diarios, empresario y terrorista cubano quien fuera asesinado mediante la explosión de su automóvil con explosivo C4 en la ciudad de Miami el 21 de octubre de 1975. En la Manzana de Gómez se armó un tiroteo tremendo, del cual todavía podían verse los impactos de bala en el edificio hasta hace  unos años.

Sobrevivieron en los primeros años algunas tiendas en la planta baja, los pisos superiores, en su casi totalidad fueron destinados a escuelas, de oficios, idiomas, secundaria básica y facultad obrero-campesina y continuaron siendo utilizados a pesar del mal estado del inmueble, que sistemáticamente fue deteriorándose, salvo algunos locales comerciales reparados por tiendas de venta en divisas, un verdadero oasis dentro de tanta destrucción. Los elevadores llevaban más de 10 años sin funcionar, y había huecos donde una vez hubo ventanas y se cayeron muchos balcones.

Medio siglo sin mantenimiento ni reparaciones nos muestran que solamente una construcción sólida, como la Manzana, podría resistir sin derrumbarse completamente.



La Manzana  de Kempinski, primer hotel cinco estrellas plus de Cuba

El recientemente inaugurado Gran Hotel Manzana Kempinski La Habana, el primer cinco estrellas plus de Cuba, se erige esplendoroso, dentro de los diez mil metros cuadrados que forman las populares calles Neptuno, San Rafael, Zulueta y Monserrate, en el centro histórico.

El lujoso hotel cuenta con una ubicación privilegiada. Se encuentra en el corazón mismo de La Habana Vieja, a pocos metros del Capitolio Nacional y el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso y está rodeado por el edificio de Arte Universal del Museo de Bellas Artes, El Parque Central, El hotel homónimo y el conocido Plaza, el mundialmente famoso Bar-Restaurante Floridita y la Plazoleta de Albear donde inicia la populosa Calle Obispo.

Fue erigido en la edificación que ocupara la otrora popular Manzana de Gómez, primer centro comercial cubano de estilo europeo, y cuya restauración inició en 2014. .

Este lujoso hotel de seis pisos y 246 espaciosas habitaciones, de dimensiones entre 40 metros cuadrados hasta 150 la suite presidencial, única de su tipo en la Isla; con sus hermosos ventanales franceses, elevados techos y sus dos calles interiores que lo atraviesan diagonalmente y conectan con la circulación peatonal exterior, es todo un sitio repleto de historia.

En el sexto y último piso. se encuentran un Bar-Restaurante que puede atender hasta 104 personas, la piscina, cuatro salas de negocios, una cafetería, un gimnasio o centro fitness, Spa con servicios de belleza y la terraza, una pasarela transparente con barandas firmes y fuertes que se despliega alrededor del edificio, desde la cual puede disfrutarse de una exclusiva vista panorámica de toda la ciudad antigua.


En la planta baja se encuentran establecimientos de reconocidas marcas como Lacoste, Mango y Gucci, además de las populares Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) Caribe y las del Grupo Empresarial CIMEX, que también existían allí cuando el edificio era la Manzana de Gómez.


El nombre tan cubano de "Manzana Kempinski"

Kempinski es el nombre de la cadena hotelera que en contrato de Administración Hotelera será el encargado de lanzar al estrellato con su mercado cautivo y su experiencia en la dirección de grandes hoteles de primer nivel que es además el grupo de hoteles de lujo más antiguo de Europa.  Hoteles Kempinski, es una empresa tradicional europea de hoteles de lujo, con 120 años de antigüedad, que desde su fundación en 1897 ofrece una calidad de primera categoría a sus huéspedes y un servicio exclusivo individualizado, en las 75 instalaciones cinco estrellas que administra en 30 países, y otros 43 hoteles que se encuentran o bien en fase final de proyecto o en construcción, y en cuya exclusiva lista ya figura Cuba con su Gran Hotel Manzana Kempinski La Habana, que tiene todas los atributos para convertirse en el “Place to be”(lugar para estar, por excelencia) de Cuba.

Pero de verdad se hace difícil, aunque el marketing lo exija, identificar ese lugar como Manzana Kempinski, así que seguramente dejará de ser para muchos la Manzana de Gómez pero lo que siempre quedará será “la Manzana”.




Los otros muertos que resucitan.

Le faltaba poco al Hotel Manzana Kempinski para ser inaugurado y por arte de magia, sus alrededores, también comenzaron a cambiar. Hace meses iniciaron las obras de restauración del Parque Central y de la Plazuela de Albear, y en la restauración del Parque se rescataron el pavimento, los elementos decorativos, el mobiliario que conforman los bancos de mármol y las fuentes.   Este entorno, por suerte, está también rodeado de ruinas, en proceso de resucitación.

La Habana, pródiga en hoteles famosos y cómodos, con la revolución y la censura al turismo extranjero, propició que muchos hoteles, la mayoría, se convirtieran en ruinas o en casas de vecindad,  y así pasaron a la historia verdaderos servicios de alojamiento con clientes cautivos  que repetía a menudo o cada año.   Los días de gloria del turismo norteamericano sobre todo pasaron a mejor vida y con la apertura forzada del turismo en los años 90 por motivos económicos, era preferible invertir en playas o nuevos hoteles asociados a reconocidas firmas hoteleras y de agencias de viaje  y no en reparar viejos hoteles.

Pero el encanto de los viejos hoteles no resistió más y se comenzó a rescatar viejos y añorados edificios que sumaron la nostalgia a la modernidad. Tal fue el caso de los Hoteles Telégrafo, Plaza, Inglaterra,  Sevilla, Saratoga, Ambos Mundos,  y otros se recuperan  y que vamos a repasar ahora.

 El Packard, un hotel de cinco estrellas con 321 habitaciones y 10 niveles ubicado en la esquina de Cárcel y el Paseo del Prado, quedará oficialmente inaugurado en agosto del 2018, la edificación se levantó desde cero, en un área donde radicaba el antiguo Hotel Biscuit, inaugurado en 1911 y que en 1931 adquirió el nombre de Packard.

Se inició la construcción del hotel de lujo Prado y Malecón, sito en la intersección del mismo nombre, justo a la entrada de la bahía de La Habana. El diseño toma como referencia la herencia arquitectónica del Movimiento Moderno en Cuba. La entrada aludirá al rompimiento de las olas en el Malecón. El hotel romperá con el estilo constructivo que bordea la otrora "Avenida del Golfo" (hoy Malecón) y gracias a su ubicación, justo a la entrada de la bahía, ofrecerá a sus huéspedes una de las más envidiables panorámicas de la ciudad, donde además del paisaje náutico podrán observarse la fortaleza de San Salvador de la Punta y el Castillo del Morro. Mejor vista que esta es difícil de obtener en toda La Habana.

 En 1900, los hoteles preferidos de La Habana estaban en el Paseo del Prado. El “Hotel Pasaje”, en Prado 95, a media cuadra del Parque Central; el “Hotel Inglaterra”, en Prado y San Rafael, de tres pisos y del que también ya hemos comentado; el “Hotel Telégrafo”, en Prado número 112 esquina a San Miguel, con dos pisos y capacidad para ciento cincuenta huéspedes; y el “Hotel Miramar”, en Prado y Malecón, que era el más caro de la ciudad. Precisamente en ese lugar y encima de sus ruinas,  se construye el Hotel Prado y Malecón.

Otro hotel nuevo es el Terral, sito en Malecón Esquina a Lealtad, con una envidiable vista al skyline habanero, pequeño pero envidiable.  Se anuncia que dos nuevos hoteles categoría 5 estrellas empezarán a construirse en el barrio de Miramar, en La Habana, justo en calle 3ra y avenida 70, contiguos a un gran centro comercial.

El Hotel Regis en Prado y Colón fue el resultado de un largo proceso constructivo que comenzó en el siglo XIX y alcanzó la primera mitad del siglo XX. Así, la fusión de las casas Prado 51 y 49, y las números 14, 12, 10 y 8 de la calle Colón, dio origen a un solo cuerpo constructivo, con fachada principal hacia el Paseo del Prado aunque su mayor extensión fuera por la calle Colón.

Una de las construcciones más maltratadas por el desinterés y el tiempo, es el “Gran Hotel”, conocido en sus años de esplendor por ser el más limpio y barato de la ciudad, como lo anuncian los diarios y revistas de la época. En sus inicios se le llamó “Casa de Huéspedes Roma” hasta 1925 cuando se transforma y cambia el nombre por el de “Gran Hotel”. El edificio que ocupó contaba, en la década de 1920, con tres pisos.

Este edificio está formado por dos bloques constructivos diferentes que ocupan parte de la manzana limitada por las calles Teniente Rey, Zulueta, Dragones y Monserrate. Su ubicación puede considerarse privilegiada por su fácil acceso al Capitolio, la Plaza del Cristo y su cercanía al Centro Histórico.  El “Gran Hotel” fue conocido por el de las cien habitaciones que hospedaba un día gratis a los pasajeros que venían en los ómnibus expresos del “Diario de la Marina” Habana-Santa Clara. Sus servicios se anunciaban en el citado periódico: "Viaja rápido y seguro Habana-Santa Clara por los expresos del Diario de la Marina”. Salida del Diario de la Marina por Prado, 2 de la madrugada y 8 de la mañana. Salida de Santa Clara, café El Artesano 8 y 9 de la mañana y 6 de la tarde”.

Entre los huéspedes ilustres de esta edificación estuvieron los famosos actores Enrique Borras y Ernesto Viches. La actriz y cantante española Pepita Embil y su esposo Domingo Plácido, acompañados de su hijo de seis años Plácido Domingo, también fueron alojados en el entonces Gran Hotel. En su reciente visita a Cuba espero que Plácido Domingo no haya pasado por allí, porque hubiera estado expuesto a sufrir un infarto.  Su Roff Garden le hizo competencia al del Hotel Plaza, e inauguró los bailes con la popular orquesta de Enrique Peña.


El famoso actor Paco Lara, segundo esposo de Rita Montaner, vivió allí por varios años y Amado Trinidad Velasco, presidente de la emisora RHC Cadena Azul, albergó en él al cantante puertorriqueño Daniel Santos cuando éste aún no era conocido por el público cubano. En la década de 1930, María Cervantes tocaba el piano y cantaba a dúo en su lobby con el tenor cubano Sansirena. Fue la etapa de esplendor y fama del Hotel.  El célebre actor de cine mexicano, Mario Moreno Reyes (conocido como Cantinflas) filmó allí la película del mismo nombre en el año 1944, donde hacía el papel de bell boy.  Creo que este dato lo saben pocas personas en Cuba.

Con su reparación, diría yo reconstrucción porque allí no queda nada, habrá otro lugar más al que los cubanos no podrán disfrutar de unas buenas vacaciones merecidas. En Cuba el extranjero sigue valiendo más que el nacional.

   
Constructores indios y no cubanos.

El gobierno cubano declaró que los obreros indios tienen un rendimiento 3 o 4 veces superior y por ello fueron contratados para la construcción del Manzana Kempinski. El proyecto de construcción "Hotel Manzana" ha causado polémica, no por su estilo arquitectónico, que se mantiene fiel a sus influencias europeas de inicios del siglo XX, ni por su presupuesto o plazos, sino por las diferencias salariales entre los distintos empleados del lugar.  

La compañía francesa Bouygues, a cargo de la construcción del hotel de lujo en asociación con el Estado cubano, trajo más de cien obreros indios a Cuba para trabajar en el proyecto.
Las estrictas regulaciones sobre el salario que las empresas extranjeras pueden pagar a los empleados cubanos hicieron que el sueldo de los albañiles indios, entre 1200 y 1600 euros al mes, sea hasta diez veces más de lo que ganan los locales.

"Si nos pagaran esas cifras le construimos la Manzana de Gómez cuatro veces y mejor que los indios", dicen varios obreros cubanos, que además de que ganan menos que sus compañeros, ahora su orgullo también está golpeado, porque hasta en eso son discriminados como cubanos.

Algunos dicen que desgraciadamente los trabajadores cubanos se hubieran robado los materiales y todavia estuviera incompleta la obra, sin  duda es como ha pasado con muchos otros lugares, pero más cierto es que el monopolio laboral del estado hace que a la gente se le pague muchísimo menos de lo que aportan y por ello no están estimulados a trabajar más y mejor y tienen que recurrir a una de las cosas que les ha enseñado la revolución: a robar.  No es más que la repetición del viejo adagio: “Ellos hacen como que me pagan y yo hago como que trabajo”.


Pero esto no es más que otra faceta de lo que se ha perdido en Cuba, lo que se refleja también en los alrededores de la Manzana.  La gente se inclina más a discutir de pelota en la “esquina caliente” en el Parque Central antes de averiguar el significado histórico de lo que lo rodea en ese lugar; prefieren comprar una pieza con motivos de Amelia Peláez y no averiguar quién fue la destacada pintora; las personas prefieren atiborrarse con el ruido infernal de un reguetón antes de disfrutar una sesión de jazz; a nadie le importa la Acera del Louvre ni el Hotel Inglaterra por su significado histórico en nuestra independencia, sino por las migajas que pudieran obtener de los turistas que allí se hospedan.

Quizás por eso cuando a Pepito le preguntaron qué quería ser cuando grande, respondió: " yo quiero ser extranjero".

El Hotel y  las tiendas en él existentes en la Manzana y en todos los hoteles que la rodean, no son más que símbolos reiterados de las desigualdades sociales, que cada vez son más abismales, y que tristemente nos llevan directamente a la pérdida de nuestros valores como nación, que han sido cambiadas por unas cuentas de vidrio, como si todavía fuéramos los aborígenes que se encontró aquí el Almirante a su llegada.

Parece que el Apóstol sigue dormido para los cubanos, o los cubanos ya no se acuerdan de lo que nos enseñó, o simplemente se ha identificado su imagen y pensamiento, después de tanta repetición,  con la revolución socialista que ha provocado que hasta él, el más grande los cubanos, es rechazado, y que el pueblo cubano solo piense, como solución única en una cosa: irse del país.

Ya lo dijo José Martí en su “Vindicación de Cuba”.

“No somos los cubanos ese pueblo de vagabundos míseros o pigmeos inmorales; ni el país de inútiles verbosos, incapaces de acción, enemigos del trabajo recio, que, junto con los demás pueblos de la América, suelen pintar viajeros soberbios y escritores. Hemos sufrido impacientes bajo la tiranía; peleamos como hombres, y algunas veces como gigantes, para ser libres; estamos atravesando un período de reposo turbulento, lleno de gérmenes de revuelta, que sigue naturalmente a un período de acción excesiva y desgraciada; tenemos que batallar como vencidos contra un opresor que nos priva de medios de vivir, y favorece, en la capital hermosa que visita el extranjero, y en el interior del país, donde la presa se escapa de su garra, el imperio de una corrupción tal que llega a envenenarnos en la sangre las fuerzas necesarias para conquistar la libertad. Merecemos en la hora de nuestro infortunio, el respeto de los que no nos ayuden a la hora de sacudirlo.”